21 de marzo de 2013

Lenguaje natural...


 · La Tierra se expresa por medio de los árboles con un idioma propio, diferente en cada país, región o habitat. Las especies originarias de un lugar son la ensencia, el alfabeto básico de este lenguaje que nos permite interpretar el estado del paisaje, comprender las infinitas formas en la que se manifiesta la Naturaleza, recorrer en fin, los misterios del bosque que han sustentado la Mitología, la espiritualidad, la poesía o el desarrollo material de los pueblos.
Del mismo modo que el analfabeto no puede descifrar los papeles, carteles y señales, y es incapaz por tanto de desenvolverse con soltura por nuestro "mundo civilizado", quien no puede reconocer los árboles de su entorno es verdaderamente un extraño en la Tierra. 
Se adentrará con la temeridad del necio en la espesura de los espinos, dejará pendiente los exquisitos borrachinos en el Madroño, y los deliciosos arilos del Tejo. Si desconoces su idioma, el bosque siempre será para ti una incógnita, más cuando aprendas a leer las escrituras de las hojas, hongos,  huellas, hierbas y cortezas jamás serás ya un extranjero por los senderos. Los setos, las riberas y los árboles, serán para ti un libro abierto de hojas fragantes y vivas. Despertarás a un Mundo Antiguo, grande y risueño.
Muchas veces se ha dicho que la cultura de un pueblo se mide por su respeto hacia los árboles, también, podríamos añadir, por el conocimiento de los mismos. La identificación que al principio resulta sin duda laboriosa, constituirá luego, un reconocimento natural. A veces por la simple tonalidad del árbol, por su postura, o peculiar forma de moverse en la aparente quietud.
A partir de aquí el goce es indescriptible, ilimitadas las posibilidades de aprender, y ahondar nuestra relación con el árbol.

Texto de Ignacio Abella.


Foto, Mario Timón.

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