26 de octubre de 2012

Dulce agua...



Sí ya sé que estoy un poquito "plasta" con la lluvia, pero es la mejor noticia que ahora mismo tenemos...

Hablando de una manera egoísta, monetariamente hablando, este agua bendita que cae del cielo hará mucho bien a la poca ganadería verata que va quedando, caprina sobre todo, pero también bovina y ovina en menor medida. 
Cojonuda (permítanme la expresión) para aquellos cultivos de secano, cerealistas sobre todo, que se dan en esas anchas Castillas, y que labran ahora sus tierras preparándola para la siembra. Monocultivos de grandes proporciones...

Buena para el engorde de aceitunas de nuestros olivares, que las condiciones meteorológicas han hecho que muchas se hallan agusanado y se caigan en gran medida.

Todo monetariamente hablando.....

Pero si miramos a nuestro alrededor de forma lúdica, sin interés ninguno, o con ese prioritario interés que son nuestros montes (sierra no tenemos, que la vendieron toda nuestros caciques, y se lo repartieron) esto es otra Primavera potencial, la Flora agostada revive, los robles, ojaranzos, castaños aguantan (ahora sí) sus hojas.
La jara, el tomillo, el piorno, el monte bebe, cae el agua en tierra sedienta que no rezuma ni corre en regueras, que la absorve toda ávida, sin que corra nada. Nada aún para las gargantas, casi nada para los acuíferos del subsuelo. Así nuestras fuentes (las pocas que nos quedan) limosnean y agonizan...

Disfrutémosla  y que no lo deje...

¡Ale!Que ya me pongo a buscar algún bicho interesante para la próxima entrada.

Es que tenía esta foto tan chula y me he dicho: - Venga, ponle algo ligerito y la cuelgas...

(Mira que me han repetido veces que la sinceridad sólo es buena cuando te montan los del servicio de Urgencias y te preguntan que, qué es lo que has tomado).

No aprendo... Pero es que se traslucía...

mariotimom@hotmail.com

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias Horacio, ya te he dicho que para mí es un privilegio tenerte ahí.
      Y un acicate...
      (Por cierto, jamás había oído semejante adjetivo calificativo.)

      Un malagueño, Carlos Oliva escribe esto:
      Siento embeleso por las palabras compuestas que suelen ser metáforas en sí
      mismas: rascacielos, trotamundos, mondadientes, cantamañanas, picapleitos,
      escarabajo. Me gustan las palabras onomatopéyicas: flamear, grillo. Me
      gustan las palabras cultas, mezcla de dos idiomas, vástagos de lenguas
      muertas: cartografía, tauromaquia, filosofía, ortografía. Me gustan mucho las palabras adoptadas: papa, hamaca, criollo, cacahuete, cacao, almohada, alféizar. Los nombres de las partes de las plantas: estambre, corola,
      pistilo. Los nombres de objetos de algunas profesiones y que recito de oído:
      yunque, estribo, martillo. Los nombres que les dan a algunas plantas:
      matalauva, tomillo, azafrán, espliego, lantana. Me gustan las palabras de lazos socarrones: persona, hipócrita, máscara. Me gusta que mi idioma tenga las vocales abiertas y que la palabras suenen a palabras y no a suspiros o a guturales. Adoro cuando las palabras sufren transformaciones hermosas y adecuadas al oído y al significado: vagabundo en vagamundo, irritación en inritación (esa es una deformación nasal muy malagueña y que yo asocio mentalmente a un sufijo que demonminaría el cabreo y la vehemencia de la expresión "para más inri").
      Me gustan las palabras soeces bien dichas en su contexto. Me gustan las que dan lugar a equívocos y fáciles asociaciones de palabras: envergadura, meticuloso. Me gusta la palabra meretriz y la palabra rufián. Las que denominan el placer: beso, éxtasis, caricia, lamer. Me agradan los nombres de algunos minerales: esmeralda, mármol, cuarzo. Las palabras llanas de dos sílabas que no suelen terminar en -n ó -s: lápiz, cómic, sílex. La palabra melancolía y la palabra olvido. Me gustan las palabras que necesitan una preposición para andar de la mano, por ejemplo: reloj de arena. Pero no tengo una palabra favorita.
      Me gustan las palabras inventadas: por ejemplo, la palabra lindérrima.

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