14 de octubre de 2013

Me siento mal...

Siento la necesidad de deciros, que me siento fatal paseando con mi familia por la carretera del pueblo....
Y me diréis:¡Joder, tío que fácil!, ¡no lo hagas!...
No, no es eso...Las aceras de mi pueblo en particular, ese "hermoso acerado nuevo", están llenas de mierda....
Mierdas de perro por todos los lados que vamos sorteando cual  campo de minas, latas, vasos, plásticos, poliespan, colillas, papeles de toda la propaganda masiva de todos los Hipermuebles e Hipermercados de la zona con sus ofertas increíbles....Parques sucios, donde corretean nuestros niños, espacios públicos en general, terriblemente abandonados a la mano guarra del hombre...

Tengo una niña de tres años que me pregunta que por qué han tirado eso ahí, y me va señalando distintos objetos y que no entiende cómo lo tiran y por qué yo no lo recojo, contradiciendo lo que la intento enseñar sobre lo que hay que hacer con las cosas, una vez que ya no nos sirven.... Qué contenedor es para cada cosa, y qué es lo que se arroja en cada uno de ellos...

¿Fotos?. ¿Para qué?.Todos lo vemos, todos los días...

¿Qué hacemos?.No sé, es un problema de educación que hay que inculcar en casa desde jóvenes...

¿Y, mientras?. Ni idea...Como no me ponga a recogerlo, no se me ocurre nada más....Si alguien me ayuda, no me sentiría tan sólo...

¿Las autoridades?. No deleguemos, bastante tienen los pobres ingeniándose nuevas formas de sacarnos las asaduras, las cosas las tiramos todos, los ciudadanos, y ya somos grandecitos, no necesitamos que nos digan las cosas; y a los que no lo son, tienen adultos que los tutelan y saben cómo se comportan, vamos, digo yo...

¿Es que tus hijos no lo harán?(Me preguntaréis). Puede que sí...Ni yo soy mejor que nadie, ni ellos lo son tampoco, pero vamos ha intentar inculcar aquello que es correcto y qué no lo es, siempre según nuestro criterio, claro, que se basa en el respeto hacia los demás y en el espacio que compartimos.

Qué se yo....El caso es que me siento mal...Y es una realidad que me jode mucho, y perdón por mi vocabulario.

A ver, que hay cosas mucho más importantes y graves medioambientalmente hablando, y humanamente ya ni hablamos, pero aquí sólo expongo una cuestión sencilla, que nos afecta a diario, nada más...

Sólo es eso...

Una entrada que puse hace mucho tiempo....

SIN DAR LECCIONES.


Intentar ir por la vida diciendo a los demás lo que está bien o mal, que  hacer o no, no es mi estilo, pero no por ello ante algo que no me parece coherente, seguir sin decir nada, pasando, nada más que pendiente de lo que en ese momento nos preocupa,  pues tampoco. Y  luego lo peor, a quejarme  de todo “acodao” en un bar.

Pienso cuando voy por la calle, o me acerco a tirar la basura a los contenedores, que guarros tenemos que ser en casa, porque no es lógico que si en casa somos  cuidadosos y limpios, en cuanto salimos de puertas afuera seamos unos “delincuentes” con el medio que nos rodea. 

No quiero dar el tostón con lo de siempre, ni dar lecciones a nadie, pues hasta una niña de cinco años me las dio el otro día a mí. Simplemente quiero haceros llegar lo de que: con las generaciones que vienen tenemos una oportunidad estupenda pare enseñarles que su Pueblo, es su Casa, la Plaza, pues su Salón, las calles, su pasillo, sus habitaciones… Y lo que en casa está fatal y no nos está permitido, fuera tampoco. 

Señores, tenemos obligaciones, y no me vengan con lo de que a mí no me pueden obligar a nada. Para convivir es necesario unas normas que se deben respetar y si no se cumplen, deberían sancionarnos.

Predicar no es dar trigo, por eso en una calle, junto a mi casa, que es última y da a cortijos, recorrida por grandes y pequeños, y por ese galán de torres, que es el viento,  he  observado a un vecino dedicarle una media hora, quizás una vez al mes  recogiendo todo la aquella basura, que en forma de plástico en mayor medida, se acumula en ese tiempo. Paciente, sin mostrar enfado ni maldiciendo, con su cubo en la mano, como una hormiga, abnegado, recorre sistemáticamente la calle, tirando al contenedor  todo aquello que encuentra.

¿Este gesto le hace mejor que nosotros.? No lo sé. Es algo que él no se molesta en preguntarse y yo no estoy capacitado para responder. Está haciendo lo que cree que es correcto, no pide explicaciones  a nadie que pasa y no escribe ningún artículo pregonándolo. Esa es su grandeza, la virtud que más valoramos y menos utilizamos, la Humildad.

Pequeños gestos son grandes y  los que cambian nuestro mundo más cercano.

Quizás el próximo día, si no hay algo que me preocupe mucho en mi intocable vida, me una a Él y ya, quizás,  pueda dar lecciones.


mariotimom@hotmail.com


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