15 de noviembre de 2012

Una flor, otra flor, ¡coño, una seta!.

Bueno en este caso unos Níscalos (Lactarius deliciosus).
Este domingo por la tarde fuimos a ver si veíamos alguno y ¡bualá!, nos encontramos unos pocos, algo menos de medio kilo, no son muchos, pero para el que se conforma, poco, es bastante.

Si vamos a por setas procuraremos si puede ser, ir andando hasta el lugar donde pensamos que las hay. 
Si ello no fuera posible y tenemos que ir en coche, que sea lo más cerca posible, vamos a gozar de la Naturaleza y es incongruente que para hacerlo tardemos más en llegar que lo que vamos ha estar allí. (Para mí es muy fácil decirlo que vivo a 500 metros del monte público, tenéis razón).

Para este sencillo ejercicio vamos a necesitar:

- Un par de horas libres.(Si es más es que sois afortunados).
- Una navaja (de no más de cuatro dedos de larga que, y como sabréis, con esa longuitud se  consideraría    "arma blanca", macarrillas). Las hay especiales para setas, pero con una navajilla cualquiera vale. La utilizaremos para cortar el pié, pues una seta, JAMÁS, se arranca. Debemos dejar su pié enraizado para que a otro año volvamos y nos las volvamos a encontrar.
- Una cesta, pues los hongos se reproducen por esporas, y si las llevamos en cesta, con el traqueteo esas esporas se esparcirán y conseguirán su propósito reproductivo. Así pues, según las cortemos las pondremos boca a bajo en la medida de lo posible, y nada de bolsas ni cubos.
- Ganas de dar vueltas, pues lo muy jodidos a veces se camuflan la mar de bien, aunque el naranja, al final, los delate.

No importa que los cojáis pequeños, en el caso del Níscalo y Galipierno son casi más sabrosos, siempre que cortemos el pié, como os he comentado. (Sí, dice mi madre que soy un cansino). Pero tenéis que tener en cuenta que  en otras especies, el desarrollo inicial puede dar a equívocos, cuidadín por tanto. 







- Otro punto la mar de importante es que, SETA QUE NO CONOCEMOS NO LA COGEMOS, para eso y si queremos aprender, nos habremos comprado una guía y la consultaremos. Si creemos que es, por ejemplo, un tipo de Boletus pues de los Boletus sólo hay uno que no es comestible, ante la duda lo dejaremos, y si no la llevamos, porque somos así de increíbles, consultaremos más concienzudamente. En los pueblos siempre hay gente micológicamente muy preparada que nos puede aleccionar, pero de todos modos no cojamos ni comamos lo que no conocemos, que todos los años hay sustos.  


- También los he visto algunos de esos que dicen: - ¡Joder, otra de esas malas!. Toma patada....
¡Señores, que es esto!. No es mala, es toxica o no comestible, pero mala ¿por qué?. Tiene su función como cualquier otra seta, su simbiosis con árboles, su beneficio para el ecosistema. Su toxicidad la ayuda a a no ser tan depredada, ya está, respetemos por favor y aprendamos.





- Por último necesitaremos:
  1.  Un par de cucharadas de aceite.
  2.  Un par de ajos de regular tamaño.
  3.  Una gindilla.
  4.  1/2 Kilo de Níscalos.
  5.  Una punta de jamón en cuadraditos.           
Sofreímos los ajos cortados en láminas, que se doren. Añadimos la guindilla (ojito con las protuberancias anales, véase guindilla contra almorrana). 
Vertemos los Niscalos muy bien lavados, troceados y vueltos a lavar que teníamos escurriendo y los dejamos un par de minutos que suelten ese caldito deliciosus, y añadimos inmediatamente los taquitos de jamón. 
Lo dejamos 10 minutos y ¡ale, pal cuerpo! con un buen vaso de vino y no desearéis más.

¡¡¡Dios Mío!!!. ¡¡En qué he convertido este Blog!!!.

mariotimom@hotmail.com

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