20 de febrero de 2013

La fuerza de la voluntad.

    Hace aproximadamente cuarenta años, yo hacía una larga travesía a pie, en las regiones altas, absolutamente desconocidas para los turistas, en la vieja región de los Alpes que penetra hasta La Provenza.                      

    En el momento en el que emprendí este largo viaje, entre los 1200 y 1300 metros de altitud, el paisaje estaba dominado por desiertos, eran tierras tomadas por la monotonía. Lo único que podía crecer ahí eran lavandas silvestres.

     Yo pasaba por esta región en su parte más ancha cuando después de tres días de camino me encontré en medio de una desolación sin igual. Acampaba al lado del esqueleto de un pueblo abandonado. Ya no tenía agua. La que me quedaba del día anterior la había utilizado durante la vigilia y necesitaba encontrar más. No pude encontrarla. Las casas, de lo que alguna vez había sido un poblado, estaban aglomeradas al rededor de unas ruinas apiladas, lo que me hizo pensar que en algún tiempo ahí debió haber habido una fuente o un pozo. El arreglo de las cinco o seis casitas de piedra con techos volados y lavados por el viento, y la pequeña capilla daban la apariencia de un pueblo habitado. Sin embargo, cualquier resquicio de vida había desaparecido.[...]

    Era necesario mover mi campamento. A cinco horas de marcha, no había encontrado agua, ni ningún otro indicio que pudiera darme la esperanza de encontrarla. Por todas partes era la misma aridez, las mismas hierbas leñosas. Me pareció percibir a lo lejos una pequeña silueta negra, de pie. De primera instancia pensé que se trataba de la sombra de un tronco solitario. Por casualidad, me dirigí hacia ella. Era un pastor. Una treintena de corderos yacían sobre la tierra ardiente reposando cerca de él.

    Me dió de beber agua de su botella, y un poco más tarde él me condujo hasta su casita en una ondulación de la meseta. El obtenía su agua -excelente, por cierto- de un pozo natural muy profundo, en el que él mismo había instalado un malacate muy rudimentario.

   El pastor, que no fumaba, saco un pequeño saco y vació su contenido sobre la mesa, formando una pila de bellotas. Se puso a examinarlas una por una, poniendo muchísima atención, separando las buenas de las malas. Yo fumaba mi pipa y le propuse ayudarle. Él me respondió que esto era asunto suyo. En efecto, viendo la devoción y cuidado que ponía a su trabajo, decidí no insistir más. Esa fue toda nuestra conversación durante la noche. Cuando hubo terminado de separar todas las bellotas que estaban en buen estado, entonces las contó y las puso en montoncitos de diez. De esta manera iba haciendo una selección más, eliminando aquellas bellotas que eran muy pequeñas o aquellas que tenían ligeras grietas. Al terminar, una ves más las examinaba gravemente. Cuando tuvo enfrente de él cien bellotas perfectas detuvo su tarea, y entonces nos retiramos a dormir.[...]


    La compañía de éste hombre me daba paz. Al día siguiente, le pedí permiso para quedarme todo el día con él. Él lo encontró perfectamente natural, o con mayor exactitud, él me daba la impresión de que nada podría molestarle. Este descanso no me era absolutamente necesario, pero yo estaba intrigado, quería saber más       acerca de este hombre. Antes de salir, sumergió en una cubeta con agua el pequeño saco donde había puesto las bellotas que habían sido seleccionadas y contadas previamente con tanto cuidado.[...]





    Me dí cuenta de que su cayado tenía un triángulo de hierro tan grueso como un dedo pulgar y de alrededor de un metro cincuenta de largo. Yo me fui siguiendo una ruta paralela a la suya. La pastura de sus corderos yacía en el fondo de un pequeño valle. Él dejó el pequeño rebaño al cuidado del perro y subió hacia la derecha donde yo me encontraba parado. Me temía que hubiera venido a reprocharme por mi indiscreción, pero este no fue el caso de ninguna manera. Era su propio camino, y me invitó a acompañarlo si no tenía nada mejor que hacer. Continuamos unos doscientos metros más hacia arriba. Cuando llegamos al lugar que el quería, comenzó a clavar con fuerza su triángulo de hierro en la tierra. Este hacía un pequeño agujero, dónde él ponía una de las bellotas, que posteriormente cubriría de tierra nuevamente.¡Plantaba encinas!. Entonces le pregunte si la tierra le pertenecía. Él me respondió que no. - ¿Sabe de quién es? Él no lo sabía. Suponía que se trataba de una tierra comunal, o quizás podría ser que se tratara de tierras a cuyos propietarios no les interesara, eso a él no le importaba. De esta manera, plantó cien bellotas con mucho cuidado.

Después de comer, al  medio día, comenzó una vez más a seleccionar semillas. Creo que puse demasiada insistencia en mis preguntas, aunque él las respondió una a una. A tres años de haber comenzado,  continuaba plantando árboles en esta soledad. Él había plantado ya cien mil. De estos cien mil, veinte mil habían germinado. De estos veinte mil, consideraba que todavía se perderían la mitad, por causa de los roedores o por cualquier otro designio de la Providencia imposible de predecir. Quedarían entonces diez mil encinas que podrían crecer en este lugar donde antes no había sobrevivido nada.[...]

     Fue en este momento en el que comencé a preguntarme sobre la edad de este hombre. Era evidente que se trataba de un hombre de más de cincuenta años. Cincuenta y cinco me dijo. Se llamaba Eleazar Bouffier. Solía tener una granja en las planicies, donde había vivido la mayor parte de su vida. Había perdido a su único hijo y después a su mujer. Se retiro a la soledad donde acogió el placer de vivir lentamente con su rebaño de corderos y su perro. El había juzgado que este país se estaba muriendo porque le faltaban árboles. Añadió entonces que no teniendo nada más importante que hacer había tomado la resolución de poner remedio a este estado de las cosas.[...]

Viviendo yo mismo en ese momento una vida solitaria, y a pesar de mi juventud, sabía como acercarme con delicadeza a aquellas almas solitarias. Aún así, cometí un error. Fue precisamente mi juventud la que me forzó a imaginar el porvenir en mis propios términos, y en cierta medida también un anhelo en la búsqueda por felicidad. Le comenté que dentro de treinta años estas diez mil encinas serían majestuosas. Me respondió simpleza, que si Dios le prestaba vida, en treinta años él habría plantado tantos otros que estos diez mil serían tan sólo como una gota en el mar.

 Al siguiente día, nos separamos.

Y finaliza el libro:

Cuando reflexiono que un solo hombre confiado en sus simples recursos físicos y morales fue suficiente para hacer surgir de un desierto esta tierra de Cannan, me doy cuenta que a pesar de todo, la condición humana es admirable. Pero, cuando hago un recuento de lo que puede crear, la constancia, la generosidad y la grandeza de un alma resuelta a lograr su objetivo, soy presa de un inmenso respeto por aquel viejo campesino sin cultura que a su manera supo como materializar una obra digna de Dios.



Jean Giono: El hombre que plantaba árboles. (1953)


He aquí el texto de la carta que Giono escribió al director del Departamento de Aguas y Bosques, el señor Valderyon, en 1957 haciendo referencia a esta novela.

         Querido Señor:     
     Siento mucho decepcionarlo, pero Eleazar Bouffier es un personaje inventado. El objetivo de esta historia es el de hacer amar a los árboles, o con mayor precisión: hacer amar plantar árboles (lo que después de todo, es una de mis ideas más preciadas). O, si se considera por el resultado; el objetivo es obtener el mismo resultado de nuestro personaje imaginario. El texto que usted ha leído ha sido traducido al Danés, Finés, Sueco, Noruego, Inglés, Alemán, Ruso, Checoslovaco, Húngaro, Español, Italiano, Yddish y Polaco. Cedo mis derechos gratuitamente a todas las reproducciones. Un americano me ha buscado recientemente para solicitarme la autorización para hacer un tiraje de 100 000 ejemplares del texto que van a ser repartidas gratuitamente en América (algo que tengo bien entendido y aceptado). La Universidad de Zagreb ha hecho una traducción al Yugoslavo. 
Este es uno de los textos que he escrito de los que me siento más orgulloso, porque cumple con la función para la que fue escrito. Dicho sea de paso, esta historia no me aporta ningún céntimo.
     Si a usted le es posible, me encantaría que pudiéramos reunirnos para hablar precisamente de la utilización práctica de este texto. Yo considero que es ya el tiempo de que hagamos una política favorable al árbol, a pesar de que la palabra política parezca bastante mal adaptada.
Muy cordialmente,  
  
Jean Giono.          


12 de febrero de 2013

¡Con la iglesia hemos topao, amigo Sancho!.

Me preguntaba una amiga hace un tiempo que, ¿por qué Villanueva no tenía esa Sierra y estaba casi toda  en manos privadas?, y realmente no supe que contestarla. Le comenté que había leído someramente en algún lado que fue vendida durante el siglo XIX, pero no sabía en qué circunstancias, y como no me gustan las preguntas sin respuestas, he recurrido a "San Google".

He encontrado un blog de calidad barbara en contenido, que me lo ha contado todo y amenizado con preciosas fotos. Se trata de  "Desde el Torreón", cuaderno de campo de Alberto Gil Chamorro.

Así que os va un copia y pega de una información muy interesante:


Una buena porción de la sierra de Gredos cacereña está dentro del término municipal de Villanueva de la Vera, no es la de mayor altitud pero tiene algunos enclaves de gran valor como la zona de Casquero de Peones, donde la orientación es norte (algo único en la sierra verata), la siempre venteada Loma de la Batalla o la Garganta de Mal Entradero, pero resulta llamativo que la mayor parte de su sierra esté dentro de grandes fincas privadas. La conocida como “desamortización civil” de Madoz, que pese a su mayor importancia es mucho menos famosa que la de Mendizábal , afectó en buena parte a los terrenos comunes de los pueblos. El gobierno necesitaba dinero y lo sacó de debajo de las piedras. En Extremadura esta desamortización trajo consigo un aumento de los latifundios y un aumento de la emigración, al verse privada la gente de los pueblos de recursos básicos como los pastos y la leña. En el caso de Villanueva la cosa pudo llegar a ser incluso peor de no ser por mi paisano D. José García Mora, el Cura Mora (Plasencia, 1829-1910), quien pudo pararle los pies al señor Godínez de Paz, diputado al que se le había adjudicado la parte de la sierra propiedad del municipio. Este buen hombre, no contento con las miles de hectáreas conseguidas a buen precio, intentó durante el amojonamiento en 1870 regalarse unos centenares de hectáreas más. El Cura Mora, un auténtico personaje de armas tomar, al que no le temblaba el pulso ni al criticar ferozmente a la jerarquía de la Iglesia, empezando por su propio obispo, no tuvo rival. Cuantos diputados más no verían a un cura mora frenar sus rapiñas.

Un paréntesis para añadir otra poca información, que nos da la otra base ingente de datos que es la Wikipedia y que dice:

Al ver frustrado su deseo, el Sr. Godínez de Paz levantó contra él una campaña ante las autoridades provinciales y nacionales en la que, por su declarado republicanismo federalista, le acusaba de pretender crear un cantón independiente en la localidad. A mediados de agosto de 1870, se presentó en el pueblo una compañía de guardias civiles para prenderle. El "cura Mora", tras lograr que no hubiese un enfrentamiento armado entre los vecinos y los civiles, logró salir del pueblo; al día siguiente su casa fue saqueada en busca de documentos que probasen la rebelión. Una amnistía de 1871 le permitió recuperar su cargo hasta 1878.

Seguimos con la información de Alberto:

Hoy visto en perspectiva, parece claro que esta dramática medida favoreció en muchos casos la conservación de los terrenos afectados, si el fin de esta desamortización era acabar con las llamadas “tierras muertas” lo que consiguió fue justamente lo contrario. Pero por otro lado, también tendremos que reconocer que hemos perdido la capacidad de disfrute de enormes extensiones de terrenos públicos, que hoy podrían ser espacios protegidos. En la comarca de La Vera tenemos ejemplos de terrenos comunes y terrenos privados en la sierra, que cada uno saque sus conclusiones. Yo reconozco que no lo tengo claro.
Y en esto pensaba al contemplar el maravilloso encinar de tipo carpetano que arranca a partir de los 1000 m cerca de la cabecera de la Garganta de La Hoz (no confundir con su homónima del Losar). En Extremadura no hay nada parecido, sólo en Las Hurdes quedan encinares tan bien conservados, pero allí se trata de otro tipo de bosque, más húmedo y de menor altitud. Este encinar serrano es un ejemplo de libro de una inversión de vegetación motivada por un sustrato raquítico. Los rebollos deberían ocupar esa ladera y las encinas deberían estar en las llanuras, pero con tan poco suelo el roble es menos competitivo que la encina. Los enebros, que en otras zonas más bajas de La Vera son los dominadores, aquí son sólo meros acompañantes. Estando en manos privadas este encinar ha sufrido algún zarpazo buscando leña, qué no habría sucedido siendo comunal y me atengo al dicho que he escuchado varias veces de la gente mayor del campo: “lo que es del común es del ningún”.

Creo que no hay mucho más que decir.

Hoy en día hay aquí un conocimiento básico pero bastante extendido de José García Mora, párroco en Villanueva de 1857 al 78, dejando una honda huella en la población tanto por su idealismo e intento de creación de una  "iglesia cristiana-liberal" como él la bautizó, como por su defensa del pueblo e intereses como hemos visto, y por sus reformas en el ámbito civil pues había sido elegido síndico procurador en las elecciones municipales de 1868 y como tal llevó a cabo diferentes obras públicas en el pueblo: caminos, puentes, la fuente de la plaza y una escuela.

Quitémonos, pues el sombrero (quien lo tenga o le apetezca).

Una Asociación Deportiva  lleva su nombre, creo que ningún Alcalde le ha dedicado aún, ninguna calle, menos, una plaza.



Pantano de Gualtaminos, de Villanueva.

Una imagen que no viene a mucha colación, pero es tan bonita...Y además, al fondo se ve Sierra.
(Del Chorro tengo fotos de mi juventud, en formato papel fotográfico. Ponte ahora a buscarlas, escanea....Buff.... Mejor iros al blog de Alberto y gozáis).

6 de febrero de 2013

Ya no hay lobos para cuentos....



Creo que no hemos comentado que desde el pasado 1 de Agosto se puede cazar lobos en el Parque Nacional de los Picos de Europa. Sí, así de fuerte. En España se puede "legalmente" matar lobos.
Un parque nacional es la figura máxima de protección en nuestro país de un ecosistema, hoy, esa guardería permite abatir a quien debía proteger.

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Y eso ha pasado con Marley, un lobo de poco más de un año. El Estado se había gastado 300.000 euros en un proyecto para el seguimiento, cuidado y estudio de en especial este cachorro, casi desde su nacimiento. Un proyecto ambicioso, aplaudido. El 21 de Agosto, Marley fue tiroteado y muerto y con él todo un ilusionante estudio. ¿Es esto malversación de fondos?. ¿Es justo que se tire nuestro dinero de ésta manera, matando a fauna hasta ahora protegida y en claro peligro por miramientos a otros sectores económicos tan apabulladores?. Se están matando lobos, pero ahora es con el dinero de todos.

Por otra parte, el tema de la problemática del lobo y los ganaderos está claramente inflada. Cuando un lobo ataca el ganado, algo está fallando. No podemos querer tener lobos en rediles y ganado en la Sierra, en la tierra del lobo. Yo no voy a decir aquel refrán de "no hay lobo malo sino pastor vago". Pero los expertos apuntan que, no sólo con perros "carea", sino con un par de buenos Mastines con sus carlancas de pinchos al cuello, cerramientos apropiados y vigilancia mínima nocturna, el lobo ni se acerca. 

¿Y qué sabrá un "experto"?.Son naturalistas que se patean el medio, estudian el ecosistema, la formas productivas ganaderas y al lobo.Y es que no vamos a pedir que nuestros pastores vivan como hace un siglo, pero hay métodos en el XXI para minimizar los daños. El ataque del lobo es anecdótico, y cuando ocurre se hace polvo al pastor ese mes, o par de meses, o tres o cuatro, eso está claro, pero es ahí dónde no se le puede dejar sólo, y hay que ayudarlo emocional y económicamente. Mecanismos, resortes, menos papeleo y para eso están las ayudas. Pero es que con el pretexto de éstos, se está matando un animal único.

Hace ya cuarenta años que Felix Rodriguez de la Fuente nos conminaba a la acción. ¿Qué está pasando entonces para que aún sigamos retrocediendo?. Joder, cuarenta añazos después.

Aquí en Villanueva ni tenemos sierra, ni lobos... Hoy preguntaba a mi tía (de 76 años de edad, y no le digáis que os la he dicho), que si había visto algún lobo en su vida por esos campos de Dios, y me ha dicho: ¡Nunca!. Y ese "nunca" me retumba aún en los oídos....

Contaba mi abuelo que fue cabrero en esos Mañeros, tendría hoy 104 años, que tuvo un encuentro con un enorme lobo, subía con las cabras por esos motes y en una cuesta entre canchales andaban las cabras cuando en uno de ellos se encontró cara a cara, y sólo a unos palmos, a un lobo que tranquilamente estaba tendido al sol. Sus ojos se encontraron, el abuelo que era un hombre hecho y derecho, de piedra, ni  se movió. El lobo, alzó los belfos enseñando los colmillos, el momento fue eterno, luego se levantó tranquilo y se marchó. Fue un hecho vamos ha decir normal, antes, bastante cotidiano, pero el abuelo contaba lo de aquellos ojos, como algo imborrable.

"Cuando el lobero trajo el cuerpo del último lobo, las autoridades municipales le aplaudieron y entregaron una  condecoración ante la admiración del pueblo. Al día siguiente, el lobero, se quedó sin trabajo".

El lobo está en el mundo, mucho antes que el hombre. Hubo un tiempo en que el hombre fue parásito del lobo, compartieron carroña. Luego cuando éste évolucionó y se hizo tecnológicamente más avanzado,  escalón en la pirámide trófica. ¡Los últimos estudios han revelado que el hombre fue capaz de domesticar al lobo aproximadamente hace 100.000 años!, siendo que se hizo pastor hace tan sólo unos 10.000. Y esto se debe a  que es un animal social, de grupo. Alimentado física y emocionalmente, como demostró Felix Rodríguez, el lobo forma parte de tu clan. Te respeta como macho Alfa, es el más fiel compañero. Desde tiempo inmemorial el lobo, pues, nos ayudó a cazar, a proteger los poblados. En definitiva, nos ayudó a una vida mejor.

Luis Miguel Domínguez (director del Biodiario de la 2 de TVE), conjuntamente con otras personas ha creado una plataforma llamada así, Lobo Marley, (os invito a ver su blog marleylobo.blogspot.com) que pretende defender al lobo de hechos como los ocurridos con éste ejemplar. Hablar con pastores, sensibilizar la opinión pública de que nuestro país, vale menos sin los lobos. Intentar frenar leyes que lo acotan y matan, en definitiva, protegerlo desde el diálogo y la empatía de todos los afectados por el tema. Pero no sólo se trata de defender una especie, se trata de defender una forma de vida respetuosa, en la que cabemos todos, pero en la que todos tenemos unas reglas igualitarias que respetar por igual. El lobo no vive de comerse unas ovejas, unas cabras, un potrillo... El lobo se desarrolla cazando en grupo, cada cual en su puesto, con estrategia definida, animales salvajes como él: jabalíes, corzos, conejos...Es un inestimable regulador, equilibra, permite que viva sólo el animal fuerte, y  genéticamente se transmita a sus descendientes.

Cuenta Luis Miguel que cuando un lobo llega a viejo y empieza a perder sus dientes le acompaña un lobo joven. Lo llaman escudero. Este lobo joven, caza para el viejo, mastica la carne y la regurgita para que pueda comer. Para darle un poco más de vida, un chispa que le permita seguir a delante, a ese lobo o loba anciano. Éso sólo lo hacen los animales muy inteligentes y sociales, formando clanes familiares de lazos irrompibles. Solidaridad en estado puro.

El lobo, se dice tradicionalmente, que es el guardián del bosque.

Salvemos al lobo.

El jefe de una tribu Cheerokee le habla a su nieto acerca de la vida.

Le dice:

- Una gran batalla está ocurriendo dentro de mí.
- Es una lucha terrible.
- Es una lucha entre dos lobos.
- Uno de los lobos es el mal: él es el temor, la ira, el envidia, la codicia, la arrogancia, el resentimiento, la mentira, la soberbia, la culpa.
- El otro es el bien: él es la alegría, la paz, el amor, la esperanza, la humildad, la generosidad, la verdad, la compasión, la dulzura y la fé.
Y el abuelo le explica que en realidad ésta misma pelea ocurre dentro suyo y dentro de cada uno de nosotros.

El crío se queda pensando en lo que le había dicho su abuelo.
Pasado un rato le pregunta:

- ¿Qué lobo ganará?

El anciano mira a su nieto fijamente y contesta:

- Gana el lobo que alimentas.

Cuento Cheerokee recogido por www.contarcuentos.com





mariotimom@hotmail.com



3 de febrero de 2013

"Vamos pa ya", con una de refranes...

Dice el primero:

Año de nieves año de Bienes.

Bueno pues resulta que nieve poca, y algo tardía según los abuelos, que siempre aseveran que lo mejor es que nieve Noviembre y Diciembre, que es cuando las noches son eternas y se hielan. El Sol entonces alumbra pero no calienta y perdura la misma hasta Julio. Y siempre les parece poca: "Ya no caen los nevazos de antes..."

Dice el segundo:

Por San Blas, la cigüeña verás y si no la vieres año de nieves.(Y esto nos remite al primer refrán.)





Se supone, que cuando aún no habían llegado por estas fechas, es que se estaban por el sur de la península o el norte de África a la espera de la finalización de los últimos grandes fríos del invierno, pero....


Cambios en la migración de las cigüeñas blancas.


La cigüeña blanca es una especie migratoria que cada año se desplaza desde sus zonas de reproducción en Europa hasta sus zonas de invernada, tradicionalmente en África, y ahora también en la región mediterránea. A mediados del siglo XX, desaparecía de la península Ibérica entre los meses de octubre a noviembre y los primeros ejemplares retornaban a sus áreas de cría entre diciembre y enero. No obstante, desde la década de los 80 una parte de la población pasa el invierno en España, y parece que se incrementa cada año, con lo que ha variado claramente su comportamiento migratorio en las últimas décadas.

El estudio de la migración de la cigüeña blanca es especialmente interesante, dado los cambios que está sufriendo en muy poco tiempo, que podrían deberse al cambio climático entre otros factores. De hecho, hay especies en las que al menos una parte de su población se está haciendo sedentaria y otras están modificando las fechas de llegada a las zonas de cría.

La tecnología al servicio de la conservación
El avance de las tecnologías ha puesto a nuestra disposición nuevos instrumentos que permiten el seguimiento remoto de los movimientos de las aves marcadas con resultados ya comprobados e impresionantes.

Entre los más utilizados y con mejores resultados, especialmente la última década, están los emisores satélite convencionales y los más modernos con GPS. Estos dispositivos registran la localización geográfica del ave y quedan disponibles vía web, prácticamente en tiempo real y con gran precisión.
El conocimiento detallado de las estrategias de migración, rutas migratorias, lugares de parada y descanso, y zonas de invernada permitirá abordar los problemas de conservación de la cigüeña blanca a lo largo de todo su ciclo vital.

Programa La Migración de las Aves.

El novedoso programa La Migración de las Aves, puesto en marcha en 2011 por SEO/BirdLife con la colaboración de la Fundación Iberdrola, incorpora las últimas tecnologías en sistemas de geolocalización y seguimiento remoto para conocer con mayor detalle los movimientos de las aves dentro y fuera de nuestro país. Con esta tecnología podremos conocer sus fechas de inicio y fin de sus migraciones, los lugares de parada y puntos de alimentación, el tiempo que tardan en realizar esos viajes, si se repiten en la migración primaveral y otoñal, las principales áreas de invernada y dispersión, o si las rutas son iguales año tras año.


Artículo de Seo.

Quienes sí han venido esta semana pasada a nuestras latitudes es el Avión Común (Delichon urbicum) y el Avión Roquero (Ptyonoprogne Rupestris), ambos madrugadores migrantes.





Fotos Mario Timón.